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Destinos Truncados - Стругацкие Аркадий и Борис - Страница 11


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Se levanto del butacon y se dirigio a la salida, moviendose entre las mesas vacias. El camarero se le acerco presuroso, y el doctor R. Kvadriga le echo el brazo al cuello.

—Todo es debido a la lluvia —dijo Golem—. Estamos respirando agua. Pero no somos peces: o nos morimos, o bien nos iremos de aqui. —Miro a Viktor con aire serio y triste—. Y la lluvia caera sobre una ciudad vacia, lavara el pavimento, goteara a traves de los techos, de los techos podridos... despues lo barrera todo, disolvera la ciudad en la tierra primigenia, pero no se detendra, seguira y seguira cayendo.

—El apocalipsis —mascullo Viktor, por decir algo.

—Si, el apocalipsis... Llovera y llovera, la tierra rebosara agua y crecera una nueva cosecha, diferente a las de antes, y entre las espigas de trigo no habra malas hierbas. Pero tampoco estaremos nosotros para gozar del nuevo universo...

Si no tuviera esas bolsas grisaceas bajo los ojos, si no fuera por esa panza colgante y gelatinosa, si esa portentosa nariz semita no se pareciera tanto a una carta topografica... Aunque si se piensa en ello, todos los profetas fueron unos borrachos, pues aquello era demasiado angustioso: uno lo sabe todo, pero nadie lo cree. Si en la plantilla de los departamentos introdujeran el cargo de profeta, tendrian que ponerlo a un nivel no inferior al de consejero secreto, para reforzar su autoridad. Pero, con toda seguridad, eso tampoco ayudaria...

—Por pesimismo sistematico que conduce a subvertir la disciplina del servicio y la fe en un futuro razonable, ordeno: lapidar al consejero secreto Golem en la plaza del cadalso.

—Solamente soy consejero colegiado —dijo Golem con un sonido de asombro—. Ademas, ?que profetas hay en nuestro tiempo? No conozco a ninguno. Muchos falsos profetas, pero ninguno verdadero. En nuestro tiempo no se puede prever el futuro, es una violacion del idioma. ?Que diria si leyera que Shakespeare ha escrito «prever el presente»? ?Acaso es posible prever un armario en el dormitorio propio? Ahi viene mi inspector. ?Como se siente, inspector?

—Maravillosamente —dijo Pavor, tomando asiento—. Camarero, un conac doble. Alli, en el vestibulo, hay cuatro tipos aguantando a nuestro pintor. Le estan explicando donde se encuentra la entrada al restaurante. Decidi no inmiscuirme, pues el no cree en nadie y se pelea... ?De que armarios estais hablando?

Estaba seco, elegante y fresco, y olia a agua de colonia.

—Hablamos del futuro —dijo Golem.

—?Que sentido tiene hablar del futuro? —objeto Pavor—. No se habla del futuro, se construye. He aqui una copa de conac. Esta llena. Yo la dejo vacia. De esta manera. Un hombre inteligente dijo que el futuro no se podia prever, pero se podia inventar.

—Otro hombre inteligente dijo —apunto Viktor— que el futuro no existe, solamente existe el presente.

—No me gusta la filosofia clasica —dijo Pavor—. Esos no eran capaces de nada y no deseaban nada. Simplemente les gustaba meditar, igual que a Golem le gusta beber. El futuro es un presente cuidadosamente neutralizado.

—Cuando en presencia mia —dijo Golem—, un civil empieza a razonar como un militar, comienzo a sentir algo extrano.

—Los militares nunca razonan —objeto Pavor—. Solo tienen reflejos y sienten algunas emociones.

—Es igual en la mayoria de los civiles —dijo Viktor, mientras se palpaba la nuca.

—Ahora nadie tiene tiempo de razonar —explico Pavor—. Ni los civiles, ni los militares. Ahora hay que moverse deprisa. Si te interesa el futuro, inventalo a la mayor brevedad, al paso, segun los reflejos y las emociones.

—Los inventores, al infierno —respondio Viktor.

Se sentia ebrio y alegre. Todo estaba en su lugar. No queria ir a ninguna parte, queria permanecer alli, en aquel salon vacio, oscuro, todavia no muy antiguo, pero que ya mostraba manchones humedos en las paredes, tenia el parque combado y olia a cocina, sobre todo al recordar que afuera, en todo el mundo, llovia, que la lluvia caia sobre los adoquines de las calles, sobre los techos a dos aguas, la lluvia que banaba montanas e inundaba llanuras, y en algun momento las barreria, cosa que no ocurriria pronto... aunque si lo pensaba, ahora era imposible mencionar algo que no ocurriria pronto. Si, amigos mios, hace tiempo que paso aquel momento en que el futuro era la repeticion del presente y todos los cambios asomaban mas alla del horizonte. Golem tiene razon, en el mundo no existe futuro alguno, se ha fundido con el presente y ahora es imposible saber que cosa es que.

—?Violado por un mohoso! —dijo Pavor, malevolo.

En las puertas del restaurante aparecio el doctor R. Kvadriga. Estuvo parado alli varios segundos, examinando con mucha atencion las filas de mesitas vacias; a continuacion se le aclaro el rostro y, balanceandose hacia delante, se dirigio a su lugar.

—?Por que los llama mohosos? —pregunto Viktor—. ?Estan mohosos a causa de la lluvia?

—?Y por que no? —replico Pavor—. En su opinion, ?como debemos llamarlos?

El doctor R. Kvadriga se aproximaba. Por delante estaba totalmente mojado, al parecer lo habian lavado en el lavabo. Tenia cara de agotamiento y desencanto.

—Vaya uno a saber —dijo, todavia desde lejos, con gesto de asco—. Nunca me habia ocurrido semejante cosa: ?no habia entrada! Por doquier, solamente ventanas. Me parece que les he hecho esperar, senores. —Se dejo caer en su butacon y entonces descubrio a Pavor—. Esta de nuevo aqui —le dijo a Golem en un susurro confidencial—. Espero que no les moleste. A mi, si quieren saberlo, me ha ocurrido una historia asombrosa. Me han banado totalmente. —Golem le sirvio conac—. Muchas gracias, pero creo que mejor dejo pasar un par de rondas. Hay que secarse.

—En general, estoy a favor de todo lo antiguo y bueno —proclamo Viktor—. Que los gafudos sigan siendo gafudos. Y en general, que todo permanezca sin cambios. Soy un conservador. ?Atencion! —dijo en voz alta—. Se propone un brindis por el conservadurismo. Un minuto... —Se sirvio ginebra, se levanto y apoyo la mano sobre el espaldar del butacon—. Soy un conservador —repitio—. Y cada ano me vuelvo mas conservador, pero no porque envejezca, sino porque siento la necesidad de ello...

Pavor, que estaba sobrio y tenia lista su copa, lo miro de arriba abajo con marcada atencion. Golem comia lentamente sus anguilas, y el doctor R. Kvadriga parecia estar intentando entender de quien era la voz que escuchaba y de donde venia. Todo estaba en orden.

—A la gente le gusta criticar al gobierno por su conservadurismo —proseguia Viktor—. Les encanta entonar loas al progreso. Es una nueva moda, tonta como todo lo nuevo. La gente deberia rogarle a Dios para que les diera el gobierno mas conformista, torcido y de miras mas estrechas...

En aquel momento, hasta Golem levanto la vista para mirarlo, y Teddy, detras del mostrador, dejo de limpiar las botellas y comenzo a prestar atencion. Pero Viktor sintio un agudo dolor en la nuca y tuvo que dejar la copa sobre la mesa para acariciarse el chichon.

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